Atención:
Artículo pseudocientífico. Este artículo está basado en interpretaciones erróneas, mentiras o cosas no demostradas científicamente.
En esta segunda parte de las profecías de Nostradamus, mostramos ocho escalofriantes profecías predichas por el astrólogo francés Michel de Nostradamus. Si antes de empezar a leerlas quieres ver información sobre otra serie de cuartetas proféticas, el libro que sirve de fuente para que se publiquen en esta entrada y un poco sobre la vida de este famoso profeta, solo haz clic aquí.
Muerte de Enrique II de Francia
Centuria I, profecía XXXV:
El joven león sobrepasará al viejo,
en campo de batalla singular.
En jaula de oro los ojos les sacará.
Dos clases una después de morir con muerte cruel.
Cuando la hermana del rey francés Enrique II se casó con el duque de Saboya y para celebrarlo, hizo una fiesta en la que una de las actividades era un combate a lanza sobre caballo sin intención de muerte con el conde Montgomery. Aún así, el conde chocó accidentalmente su lanza con la de los ojos del rey francés atravesándole la visera. Dos días de sufrimiento después del accidente, Enrique II murió. Con estos datos descritos, podemos entender fácilmente el segundo renglón que habla del campo de batalla, el tercero que explica como le incrusta la lanza en el ojo y el último su muerte dos días después del accidente. Para que no falte detalle en la exactitud de la profecía, el escudo de armas de los Montgomery estaba compuesto por un león rampante.
Atentados de las torres gemelas del 11-S
Centuria I, profecía LXXXVII:
En el fuego del centro de la Tierra,
hará temblar nueva ciudad,
dos grandes rocas por mucho tiempo harán la guerra,
después Aretusa enrojecerá de nuevo el río.
Cinco y cuarenta grados el cielo arderá,
Centuria VI, profecía XCVII:
Cinco y cuarenta grados el cielo arderá,
fuego aproximar a la gran ciudad nueva.
Instantáneamente dispersa la gran llama asaltará dispersa,
cuando se querrá de los normandos hacer una prueba.
Centuria VI, profecía XCVI:
Gran ciudad a los soldados abandonada,
nunca mortal viera tumulto tan inminente:
¡Oh, que horrible mortandad se aproxima!
Ninguna ofensa será perdonada.
En estas dos profecías se hace una muy clara referencia al atentado de las torres gemelas. La primera porfecía, habla en su primera línea del fuego del centro de la Tierra, refiriéndose a posiblemente a Nueva York, a la que se le llama la capital del mundo. En la segunda, dice que hará temblar nueva ciudad, refiriéndose a una supuesta explosión que provoque un temblor y, de nuevo, a Nueva York con el mote de ciudad nueva. En la tercera y la más escalofriante de las líneas de la cuarteta, revela como dos grandes rocas (las torres gemelas) harán la guerra, cosa que sucedió realmente con las guerras de Irak y Afganistán. Por último, la profecía hace referencia a que Aretusa (náyade o ninfa de aguas dulces mitológica) enrojecerá de nuevo el río, pudiendo explicar un gran derramamiento de sangre.
En la segunda de las profecías se habla de que a cinco y cuarenta (45) grados el cielo arderá. Probablemente, este verso de la profecía se refiera a la latitud geográfica de Nueva York, que es muy cercana a 45 (42 o 43 en algunos puntos). En el segundo y tercer verso, las frases fuego aproximar a la gran ciudad y la gran llama asaltará dispersa nos dicen como va a haber una gran llamarada en Nueva York. En cuanto a que se querrá de los normandos hacer una prueba, es que la famosa imagen del primer avión que se estrella con una de las torres gemelas fue grabada por unos bomberos franceses (normandos) que realizaban un documental allí.
En la última de estas tres cuartetas que aún no he visto por otras webs de internet como profecía cumplida, explica también, aunque con menos detalle que en las otras dos, el atentado del 11 de septiembre de 2001. En el primer verso, las palabras gran ciudad vuelven a aparecer, mientras que en la segunda vaticina que ningún mortal había visto antes un tumulto tan inminente. Las frases de que una horrible mortandad se aproxima y nunca la ofensa será perdonada de la tercera y cuarta línea, se refieren a la enorme cantidad de fallecidos en el atentado y a la venganza tomada contra Bin Laden, que nunca se ha perdonado a Al Qaeda.
Bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki
Centuria VI, profecía XCVI:
Gran ciudad a los soldados abandonada,
nunca mortal viera tumulto tan inminente:
¡Oh, que horrible mortandad se aproxima!
Ninguna ofensa será perdonada.
En estas dos profecías se hace una muy clara referencia al atentado de las torres gemelas. La primera porfecía, habla en su primera línea del fuego del centro de la Tierra, refiriéndose a posiblemente a Nueva York, a la que se le llama la capital del mundo. En la segunda, dice que hará temblar nueva ciudad, refiriéndose a una supuesta explosión que provoque un temblor y, de nuevo, a Nueva York con el mote de ciudad nueva. En la tercera y la más escalofriante de las líneas de la cuarteta, revela como dos grandes rocas (las torres gemelas) harán la guerra, cosa que sucedió realmente con las guerras de Irak y Afganistán. Por último, la profecía hace referencia a que Aretusa (náyade o ninfa de aguas dulces mitológica) enrojecerá de nuevo el río, pudiendo explicar un gran derramamiento de sangre.
En la segunda de las profecías se habla de que a cinco y cuarenta (45) grados el cielo arderá. Probablemente, este verso de la profecía se refiera a la latitud geográfica de Nueva York, que es muy cercana a 45 (42 o 43 en algunos puntos). En el segundo y tercer verso, las frases fuego aproximar a la gran ciudad y la gran llama asaltará dispersa nos dicen como va a haber una gran llamarada en Nueva York. En cuanto a que se querrá de los normandos hacer una prueba, es que la famosa imagen del primer avión que se estrella con una de las torres gemelas fue grabada por unos bomberos franceses (normandos) que realizaban un documental allí.
En la última de estas tres cuartetas que aún no he visto por otras webs de internet como profecía cumplida, explica también, aunque con menos detalle que en las otras dos, el atentado del 11 de septiembre de 2001. En el primer verso, las palabras gran ciudad vuelven a aparecer, mientras que en la segunda vaticina que ningún mortal había visto antes un tumulto tan inminente. Las frases de que una horrible mortandad se aproxima y nunca la ofensa será perdonada de la tercera y cuarta línea, se refieren a la enorme cantidad de fallecidos en el atentado y a la venganza tomada contra Bin Laden, que nunca se ha perdonado a Al Qaeda.
A pesar de que hay gente que afirma que las profecías cumplidas de Nostradamus son falsas porque se han creado después de que ocurriera el hecho por falsantes, puedo afirmar que, al menos, es totalmente seguro de que esta profecía sea totalmente real. Y lo digo así, porque el libro del que he sacado todas las profecías publicadas en Samujo y cuya imagen podréis ver a través del enlace mostrado al principio de esta entrada, fue impreso en el año 1991 en Madrid, es decir, diez años antes de que ocurriera el atentado que estas dos profecias narran.
Bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki
Centuria II, profecía VI:
Cerca de las puertas y dentro de dos ciudades
habrán azotes como nunca se vieron,
hambre, dentro de la peste, por el hierro gente expulsada,
pedir socorro al gran Dios inmortal.
Aunque esta cuarteta no está tan claramente detallada como las tres anteriores, se podría decir que se refiere a las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. En el primer y segundo verso, el vidente francés se habría referido a las dos bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, mientras que las dos últimas líneas aludirían a la gran cantidad de daños, muertos, heridos, damnificados, lamentos y todo tipo de desastres que produjo ese ataque nuclear.
Independencia de los EE.UU de América
Centuria IV, profecía XCVI:
La hermana de las Islas Británicas,
quince años antes de su hermano nacerá:
Por su prometido mediante verifica,
sucederá al reino de la balanza.
La hermana de las islas británicas de estos versos correspondería a EE.UU, colonia inglesa que se convirtió en república independiente en 1776, 15 años antes que Francia, país que los ayudó en la causa independentista, declarara una nueva república en 1791. El último verso aludiría a que Estados Unidos sucedió a Gran Bretaña en el reino del poder mundial, cosa que ocurrió en el pasado siglo.
Guerra de los seis días
Guerra de los seis días
Centuria III, profecía XXII:
Seis días habrá un asalto ante la ciudad,
será librada una fuerte y áspera batalla:
Tres le entregarán y a ellos perdonará,
y el resto serán pasados a sangre y fuego.
Centuria I, profecía XXVI:
El gran rayo cae en hora diurna.
Mal fue predicho por el portador postulario:
El siguiente presagio cae en hora nocturna,
conflicto en Reims, Londres; Etruria apestada.
Estos versos se refieren al asesinato del presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963, y la posterior muerte de su hermano Robert, ocurrida a la una de la madrugada (en hora nocturna), después que un sujeto le disparara en varias ocasiones. El segundo verso aludiría al aviso dado por la profetisa americana Jean Dixon a los dos hermanos, quienes no habrían hecho caso de su advertencia. La línea final se relacionaría con que la última de las dos muertes ocurrió mientras en Reims y Londres ocurrían graves disturbios estudiantiles y en las localidades italianas de Pisa y Florencia había riesgos de epidemias por la inundación del río Arno.
será librada una fuerte y áspera batalla:
Tres le entregarán y a ellos perdonará,
y el resto serán pasados a sangre y fuego.
Este vaticinio narra la famosa guerra de los seis días que ocurrió en junio de 1967. Israel le declaró la guerra a Egipto, Jordania y Siria, recibiendo apoyo de otros cinco países. Cuando la guerra terminó seis días después, Israel conquistó un territorio mucho mayor al que tenía 18 años atrás, en 1949. Además, tomó control completo de Jerusalén.
Muerte de Kennedy
Centuria I, profecía XXVI:
El gran rayo cae en hora diurna.
Mal fue predicho por el portador postulario:
El siguiente presagio cae en hora nocturna,
conflicto en Reims, Londres; Etruria apestada.
Estos versos se refieren al asesinato del presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963, y la posterior muerte de su hermano Robert, ocurrida a la una de la madrugada (en hora nocturna), después que un sujeto le disparara en varias ocasiones. El segundo verso aludiría al aviso dado por la profetisa americana Jean Dixon a los dos hermanos, quienes no habrían hecho caso de su advertencia. La línea final se relacionaría con que la última de las dos muertes ocurrió mientras en Reims y Londres ocurrían graves disturbios estudiantiles y en las localidades italianas de Pisa y Florencia había riesgos de epidemias por la inundación del río Arno.
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